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The World of Pikifiore

Analizando un pasado concreto

Analizando un pasado concreto

Hace ya muchos años, me juré a mí misma que nunca volvería a caer presa de una obsesión mal llamada amor como la que tuve con Gran Sapo, y que no volvería a llorar de manera enfermiza noche tras noche ni por él, ni por nadie.

Afortunadamente, lo cumplí, y hoy, si tengo que llorar, no lo hago con la angustia que me atenazaba el alma y que hacía parecer mi casa más vacía de lo que ya la sentía entonces.

El amor que tengo ahora es sano, y no me desolla por dentro. Mi manera de querer ha cambiado.

Durante muchos años, demonicé aquella relación, jugaba cada día con fuego y ni con las manos abrasadas me alejaba. El otro día, durante una cena con amigas, se sacó un tema mucho tiempo guardado. Y me recordaron cómo apuraba las últimas gotas de una botella de ron cada noche para disfrazar lo pequeña que me sentía, los portazos a las nueve de la mañana, los montones de cigarros consumidos en ceniceros que esperaban pacientes que finalizaran aquellas conversaciones en las que siempre era yo la que perdía.

Nunca gané una batalla. Nunca gané la guerra.

Han tenido que pasar muchísimas lunas para que me haya dado cuenta de que no guardo ningún buen recuerdo de aquella etapa. Cierro los ojos y ni esforzándome encuentro uno solo. Las notas de las canciones que escuché, ya no me dicen nada. Ni los mensajes. Ni siquiera los papelajos escritos con rabia después de aquellas discusiones.

Mis amigas me apretaron las tuercas buscando que aflorara rencor, pero no puedo sentir rencor. De hecho, no sólo no le odio, sino que le tengo cariño.Ni yo misma sé porqué. Sé que si escarbara encontraría muchas cosas que no querría saber. Pero no me apetece remover la tierra seca.

Sé que aunque entonces lo llamara así, aquello nunca fue amor.

Pequeño ángel...

Pequeño ángel...

Aún nadie comprende porqué el niño empezó a correr.

Aún todos se niegan a creer que haya ocurrido.

El conductor aún no sabe cómo podrá seguir paseando por los mismos caminos. Y derrama sus lágrimas porque no pudo hacer nada.

Nadie sabe cómo explicarle a su hermanita que no volverá a jugar con él. Y es que hay cosas que nadie debería jamás tener que explicar. Cosas que nadie debería vivir.

Se quedan escasas las flores, pierde la tierra un ángel, y lo gana el cielo

Y vimos el mar

Y vimos el mar

Vuelvo después de un puente de cuatro días, vuelvo a mi casa  con la sensación de que he ganado mucho en esta escapada, y la sonrisa se amplía, y el álbum de fotos también.

Después de casi un año con Toni, tenía la sensación de que él había estado mucho más tiempo con mis amigas, que yo en su entorno. Nunca me ha llamado excesivamente la atención salir con ellos, más por cuestión de afinidades que por simpatías. El caso es que se planeó pasar el puente en plan hermandad y me he visto envuelta en una escapada con Toni, y doce personas más, prácticamente extrañas para mí. Y en la que las chicas brillaban por su ausencia.

He podido comprobar cómo es Toni en su salsa, y lo divertidas que pueden resultar estas experiencias. Hacía mucho que no viajaba en grupo, y la sensación de copar casi una planta del hotel, y bajar en tropel al desayuno o desaparecer para fumar una cachimba sin que Toni esté presente en todo momento, me ha encantado. Saber que puedo ser aceptada por su gente, que en otros tiempos resultó tan distante, cuando se rompió nuestra relación hace dos años. Es como si esa etapa se hubiera diluido en el aire.

Me ha gustado ver cómo los antiguos prejuicios de Toni, respecto a unir amigos y amor, han desaparecido.

Pero lo más importante, lo que más ha merecido la pena, lo que hará que recuerde este viaje, es que por fín, vimos juntos el mar. Hubo un tiempo en que pensé que nunca lo haríamos.

Situaciones

Situaciones

Mi jefa dice que ahora ya somos una empresa moderna, como las americanas, porque llevamos todos los días el tupper a la oficina, cuando dice eso, me dan ganas de sacudirla con el tenedor entre los dientes, porque lo más cerca que ha estado ella de esos recipientes es cuando pasa por delante de la estantería de menaje del Carrefour. A veces pienso que el botox se le ha subido a la cabeza y le ha producido embriaguez.

Mi nuevo despacho tiene unas vistas impresionantes…al patio de carga y descarga, no me puedo quejar del cambio porque entra más luz, dice ella. Teniendo en cuenta que el de antes daba a un jardín florido…

Ahora tengo un magnifico lugar que hace las veces de comedor, con un compañero tan sociable que es como comer con Bob el Silencioso, y que sólo manifiesta su presencia tamborileando con los dedos en la mesa. Menos mal que mis compañeras también se unen a la fiesta.

Como tenemos tiempo a mediodía, hemos decidido apuntarnos a un gimnasio cerca del trabajo, a ver si con un poco de suerte nos encontramos con el hermano perdido de Darek, además, ahora que empieza el buen tiempo proliferan las terrazas, así que hemos iniciado un grupo de fichaje para localizar aquellas que tengan los precios más razonables, que mi nómina ya no se puede estirar más.

Lo que sí puedo estirar es mi tiempo de permanencia fuera de aquello que llamamos hogar. Mi hermano, necesitado de dinero, se ha embarcado en la aventura de las clases particulares, así que se ha puesto a enseñar inglés a tres o cuatro pijillas de la zona, con sus pulseritas y sus polos y su “I need speak english to go to the club with mom…” (o M.A.M), y ha establecido el salón como aula improvisada, así que, cuanto más tarde llegue yo, mejor, aunque estoy pensando en convertirme yo también en alumna, por aquello de aprender el acento. No, el pijo, no.

Y las noches, esas sí que son divertidas, mi vecino se ha empeñado en que todo el edificio aprenda a bailar Batuka, y sus videos suenan una y otra vez, atormentándome. Quizá no es tan malo, a lo mejor así me ahorro el gimnasio.

Al final…¿estaré mejor trabajando?

Y nos vimos...

Y nos vimos...

“Lo tuvimos tan cerca que nunca lo vimos, lo perdimos tan fácil que valió la pena, y ahora quiero llamarte por teléfono, decirte que aunque no me diera cuenta en aquel momento aquello fue importante para mí…”

Cada nueva letra que escucho suya, hago enseguida mía, me invaden tantas cosas cuando suena su guitarra…Allí, en el Palacio, cuando sonaron los primeros acordes de mi canción, ya tenía los ojos llenos de lágrimas. La escuché durante tantos días seguidos que siempre pensé que ese hecho tuvo mucho que ver en lo que hoy soy y en el rumbo que tomaron los acontecimientos.

Fueron casi tres horas, que constituyeron uno de los buenos momentos del fin de semana.

Y después, con la emoción aún a flor de piel, llegaron ellas. Las pequeñas reinas del este, del norte y del sur, cargadas de energía y de buen rollo, que dejaron la capital oliendo a pólvora tras haber prendido un castillo de fuegos artificiales con la Violetera de testigo, que me enseñaron rincones de la capital por los que, aun siendo mi casa, nunca pasé y que se puede conocer a una persona en dos dimensiones antes de verla en la tercera.

No importó la lluvia. El sol lo pusimos nosotras.

Prueba superada

Prueba superada

Después de largas horas de espera, de unos cuantos cafés en vena y de un montón de uñas mordidas, la puerta del despacho se abrió y con ella, un nuevo periodo. Me quedo, finalmente parece que todo continuará igual.

Ahora toca un paréntesis de descanso obligado, me cogeré unos días. Son muchas cosas las que tengo pendientes.

Muchas gracias a todos.

El veredicto

El veredicto

Tic-tac, tic-tac…tic-tac. Me pongo nerviosa solo con escuchar los sonidos apenas audibles de mi reloj, retumban en mi cabeza y es lo único que escucho.

El tiempo pasa lento cuando las decisiones no dependen de ti, cuando el futuro laboral lo deciden por ti en menos de lo que yo tardo en tomar café.

El sobre descansa sobre la mesa de un iluminado despacho. En él, está escrito el camino que recorreré los próximos meses.

Continuar o abandonar…

Sólo falta esperar

Reencuentro con su sonrisa

Reencuentro con su sonrisa

El chico estaba sentado frente a mí en el autobús. Su larga melena rizada le caía salvaje por los hombros, la cazadora desgastada había vivido tiempos mejores y el libro sobre ensayo teatral descansaba en sus rodillas solicitando un respiro. Con sus ojos oscuros contemplaba la calle a través del sucio cristal del vehículo. A pesar de que nunca le había visto, supe enseguida quién era. Su mirada de contrastes y sus profundas pupilas no podían engañarme. Es tan parecido a su hermano…

Zak no dejaba de hablar de él, con el tono de voz de quien muestra un profundo orgullo por alguien, con el pecho henchido de admiración hacia su hermano menor, tan solo menor un año escaso. Siempre me dió pena no haberle llegado a conocer, no tuve tiempo. Y ahí estaba ayer frente a mí. Porque sabía que era él. Esos rasgos no podían ser de otro.

Sin saber ni cómo, dije su nombre en voz alta, y sorprendido, me miró…y me habló “¿Me conoces?”, y sintiéndome como una estúpida le respondí tímidamente “Conocí a tu hermano”…

Entonces me sonrió. Y fue como si Zak volviera a sonreírme, y me sentí emocionada porque le había olvidado y de repente un extraño le había robado su sonrisa.

Y recordé la primera vez que Zak me sonrió, en aquella plaza desierta y mojada, y la última vez que lo hizo, aquella tarde de aguacero en que mis lágrimas se mezclaron para siempre con la lluvia, en el amplio portal donde, sentada, esperé y esperé desolada y derrotada como una Malena que espera que su Fernando se asome a la ventana de su casa y sus lamentos no son escuchados.

El timbre que anunciaba la parada solicitada me sacó de mis recuerdos, y me devolvió a aquel autobús abarrotado, donde su hermano seguía sonriendo.

Se bajó allí y yo me quedé mirándole hasta que dobló la esquina.

Al llegar a su casa, sólo podría contarle a su hermano que una chiquita rubia le habló de él, y que mientras le sonreía parecía muy lejos de allí.

Meme de jueves

Ví este meme en el blog de Mikhon y de Ira, y he decidido copiarselo:

1. Coge el libro que tengas más cerca, ve a la página 18 y escribe la línea 4:

(…) Me avergüenza trabajar en la televisión de este país, tan chirriante y descerebrada (…), del libro El huracán lleva tu nombre, Jaime Bayly.

2. ¿Si estiras tu brazo derecho, que tocas?

La CPU de mi ordenador y el auricular del teléfono, que por cierto, está sonando

3.¿Qué ha sido lo último que has visto por la televisión?

Mmm, Sin tetas no hay paraíso…vale, el título se las trae pero el Duque es mucho duque.Y ayer lloré mucho.

4.Sin mirar, ¿qué hora es?

10:30 am, ¡quiero irme a desayunar!

5.Ahora mira, ¿qué hora es?

10:23 am ¡anís, todavía falta

6.Quitando el ordenador, ¿qué escuchas?

El teclear de mi compañera de despacho, parece hiper concentrada, vamos como yo…

7.¿Cuánto tiempo estuviste fuera el día que estuviste más tiempo en la calle?

Unas 26 horas más o menos, ya no era persona como para acordarme, pero fue en las fiestas de mi pueblo (¿y esta pregunta??)

8.¿Antes de estar escribiendo en el blog, ¿qué estabas haciendo?

Catalogar una revista médica, pero las ilustraciones me han revuelto el estómago

9.¿Qué llevas puesto ahora mismo?

Pantalones negros, converse rojas, camiseta blanca y jersey rojo, bonísima y conjuntada que voy, o sea.

10.¿Soñaste ayer?

Por supuesto, soñé con Toni

11.¿Cuanto tiempo te estuviste riendo la última vez que te reíste?

Casi una hora, soy el saco de la risa, y cuando ya todo el mundo se ha calmado  yo sigo partiéndome la caja

12.¿Qué hay en las paredes de la habitación donde estás?

Un calendario de anatomía donde se ven todos los músculos del cuerpo, varios posters de células y otro de un embarazo.

13.¿Has visto alguna cosa extraña últimamente?

Un hombre con orejas de perro de peluche gritando por la ventanilla del autobús que cojo todos los días (verídico…por lo visto es una campaña de publicidad)

14. ¿Cuál es la última película que has visto?

”Como la vida misma”. Me aburrí bastante, no la recomiendo

15.Si fueses multimillonario de la noche al día… ¿qué comprarías?

Un montón de casas y fincas, para vivir de las rentas

16. Alguna cosa sobre ti:

¿Solo una? A ver…me encanta pasear en dias de primavera

17.Si pudieras hacer alguna cosa en el mundo, independientemente de la política, ¿qué harías?

Crear y presidir una fundación cultural

18.¿Te gusta bailar?

Me encanta

19.¿Qué piensas de George Bush?

Que es americano…no hago comentarios

20.Imagina que, por reacción espontánea, tienes una niña; ¿cómo la llamarías?

Uy, lagarto, lagarto…esperad que me levanto a tocar madera

21.Imagina que, en vez de tener a una niña, tienes un niño, ¿qué nombre le pondrías?

Misma respuesta que la anterior

22.¿Te gustaría vivir en el extranjero?

No, aquí está lo que necesito. El extranjero, sólo para viajar

23.¿Qué te gustaría que te dijese Dios cuando llegues al cielo?

Me siento orgulloso de ti.

ndica el nombre de las 5 personas para hacer este meme:
Voy a ser mala, la nominación es para…Alba, Lunita, Etiam, Sara y Manuel
 

 

Éramos pocos...

Éramos pocos...

Un fin de semana como otro cualquiera, planes diferentes para el viernes, y la casualidad que entra de lleno como protagonista. Una capital de un país, miles de personas que salen de fiesta y un innumerable catálogo de bares para elegir, y todo el mundo confluyó en el mismo.

No había ido nunca por aquel pub, me pilla lejos y por distintos motivos me daba pereza ir, pero ahí estaba yo el viernes, con mi falda nueva y mi mojito abrazando a Toni cuando casi se me cae la copa del impacto.

Con la cara inexpresiva, me encuentro de frente a Pete que contempla el espectáculo. Saludos de rigor y huida hacia el otro rincón de la sala, pero ahí estaba yo, con un ojillo disimulado contemplando la escena, mientras Toni, divertido, estudia mis movimientos.

Pero entonces le toca a él…y cuando nos acercamos a la barra a por una cerveza, una muchacha rubia le toca el hombro, y por cara de susto y la rápida mirada que me echó como disculpándose, ya supe quien era. Su ex.Ante situación tan surrealista, me entró la risa floja. Cuando me hablen de lo grande que es Madrid, me acordaré de esa noche, con cuatro basta.

Balance vacacional

Balance vacacional

Y la ventana dejó pasar el sol…y la niebla.

En esta Semana Santa, no ha existido mal…

- Percatarme de que en mi pueblito cada vez queda menos gente de la que conocí y concienciarme de que a muchos no les volveré a ver.

- Empaparme bajo la lluvia y la nieve y sentir un dolor intenso en la cara a causa del viento

- Ver cómo un amigo, un antiguo amor, lo pasa mal porque no sabe qué hacer con su vida.

- Descubrir una enorme gotera en la casa tanto tiempo cerrada.

- Esperar durante más de una hora el paso de la procesión a una temperatura de un grado

- Quedarnos sin mezcla para las bebidas y recurrir a lo primero que aparece en la nevera

- Enfadarme con una amiga y desaparecer

- Tener la peor discusión con Toni en lo que llevamos de relación

…que por bien no viniera

- Conocer a nueva gente que ha venido a hacerse cargo de casas que pertenecieron a sus abuelos u otros familiares y que traen aires nuevos.

- Llegar a casa y sentir el calor de las estufas, tomarme una taza de leche bien caliente mientras me arropo en una mantita

- Comprobar que a pesar de todo lo que el pasado nos separó y de todas las lágrimas, de capricho pasó a amistad.

- Llamar a un pintor para que vea la gotera y encontrarme con alguien a quien ubicaba muy lejos

- Emocionarme al ver pasar a los pasos y a mi antigua cofradía

- Reirme a carcajadas al ver el regalito sorpresa de la mezcla improvisada para beber

- Reconciliarme con ella y que me haga el desayuno

- Darme cuenta de lo tonta que puedo llegar a ser con la persona que más quiero, y reconocer que quiero estar siempre con él. Reconcilizarnos, abrazarnos y dormir juntos.

Ha habido de todo

Abrir una ventana

Abrir una ventana

Y sin saber muy bien cómo, me encuentro con que ha llegado la Semana Santa, y me doy la vuelta para ver dónde se han quedado los meses de enero y febrero y ya no los veo, ni rastro. He pasado las dos últimas semanas en una nebulosa, como una sucesión de minutos en las que todo se convertía en un proceso mecánico que culminaba a la hora de dormir. Y me siento estúpida.

En el trabajo me encuentro con la mesa llena de carpetas, me siento hastiada y me da rabia apurar un informe que tal vez sea el último que haga, me fastidia sacarle el trabajo sucio a una empresa que me da largas sobre mi futuro. Pero he decidido tranquilizarme, no gano nada de malhumor, y tampoco soluciono mis problemas.

Aprovechando estos días también quiero dar vacaciones a las negruras que quieren ocupar mi cabecita, espero que se cojan unas muy largas, a ser posible a destinos alejados. Mientras yo me encierro en alucinaciones, los días se suceden y el tiempo no espera por mí.

No haré maravillas estos días, pero siempre suponen una excusa para reabrir mi ventana de madera y dejar que entre luz en el salón abandonado a unos kilómetros de la capital.

Quizá los paseos y los reencuentros con amigos, hagan que se me quite este atontamiento en el que me he sumergido involuntariamente

Nubes grises

Nubes grises

Aparecen periódicamente, me dejan baldada unos días y generalmente desaparecen. Son los sueños, la incapacidad de ver el futuro, el miedo y los dolores como pinchacitos que ya no sé si son reales o no. Lo cierto es que la situación se genera al menos una vez al año.

Dicen que el subconsciente tiene mucho que ver en todo eso, somatizo mis miedos hasta el punto de que siento hasta dolor físico, y es entonces cuando no tengo ganas de hacer nada, me siento débil y sólo en la cama encuentro un refugio seguro, y en el sueño un aliciente.

Cada mañana me despierto más apagada, y un buen día el temblor, la ansiedad desaparece. Pero ¿y si no desaparece?

Suelen aparecer por una causa, el año pasado ocurrió, durante unos meses en que mi relación con Pete no iba hacia ningún sitio. Hoy sé que el corazón no me engaña y estoy con quien debo estar, y sin embargo, vienen los malos pensamientos, como cada primavera, adelantándose como la Semana Santa.

Entre los motivos, la incertidumbre que atravieso.

Hoy, mi puesto laboral se subasta al mejor postor, y en el plazo de un mes, quizá no sea yo la que ocupe esta silla. Y el mundo continúa mientras mi vida se queda estancada, y son los demás los que deciden por mí.

Y mientras, Toni me habla de un futuro, y yo, a veces, lloro porque no me veo en ese futuro, y quiero verme, pero no soy capaz de ver más allá, porque tengo miedo. Y quiero que vuelvan los claros y que yo pueda reirme con ganas.

¿Jugamos?

Hoy os propongo un juego, un post algo diferente, a ver qué tal queda.

Si os unís, estas son las reglas:

1. Yo escribo el comienzo del post, un pequeño fragmento

2. La historia se va completando aquí como si cada fragmento fuera un comentario

3. Se puede participar más de una vez.

4. El décimo participante cerrará la historia.

5. El conjunto completo lo editaré como siguiente post, para que leamos la historia estructurada.

Esto no es exclusivo, si os gusta, podéis hacerlo en vuestros blogs con más historias.

Este es el comienzo de mi relato:

“Aquella noche, ella no podía dormir, necesitaba tranquilizarse y poner en órden sus ideas y no sabía cómo empezar. Su habitación estaba en penumbra, rota solamente por los reflejos tímidos que la luz de la luna dibujaba en la pared. Cansada de dar vueltas en la cama, se levantó y a oscuras cruzó el salón y salió al balcón. Se encendió un cigarro y apoyándose en la barandilla, miró a la luna y le preguntó…”

Ahora es vuestro turno.

Una venda en los ojos

Una venda en los ojos

A aquellas horas de la noche no había ya un alma en el entorno de Ciudad Universitaria, metidos en el coche cerca del edificio de la UNED, bebíamos de una botella mientras en la radio, Los Lunes nos recordaban Los años que nos quedan por vivir.

Era mi primer fin de semana sin Luis, mi ex novio mentiroso, y mis amigos Ale y Merian se afanaban por entretenerme. Ellos no eran precisamente una pareja modelo, pero yo en aquellos momentos les tenía envidia, a mis ojos, ambos se adoraban. Lo podía ver en el rostro de Merian.

El calor de la calefacción del coche y la bebida me habían dejado aturdida, y como además quería dejarles intimidad, me bajé un rato a tomar el aire prometiéndole a Merian que no me alejaría.

Cuando le daba las últimas caladas a mi cigarro, escuché pasos a mis espaldas y me asusté, al ver que era Ale, que había ido a buscarme me tranquilicé, pero no tuve que hacerlo. Ale estaba borracho, y decía cosas incoherentes mientras se abalanzaba sobre mí. Le grité y le empujé, y abochornado me hizo jurar que no diría nada, y ese peso se mantuvo durante mi conciencia hasta unos meses después, cuando la situación se repitió con otra amiga mía mientras Merian estaba de vacaciones. Otra vez lo achacó a su borrachera, pero yo me prometí contárselo en esta ocasión a mi amiga.

Ocurrió lo que todos los demás daban por hecho, no nos creyó. Y aquello resquebrajó nuestra amistad y nos distanciamos.

He sabido con los años, que Ale y Merian siguen juntos, se han casado y viven en un piso a las afueras de la capital, y no me sorprende.

Ayer, en un bar, me encontré con Ale en compañía de una chica diferente, la besaba y bailaba con ella, y me dio lástima por la ilusa de mi antigua amiga.

Hay gente que tiene la verdad delante y no la quiere ver.

Con las ganas...

Hoy no voy a escribir demasiado, mi jefa me espera tras la enorme puerta caoba de su despacho para encargarme algún marrón. Os dejo con esta canción. Cada vez que la escucho me va gustando más, y es que hacía mucho que no se me ponía la carne de gallina con una letra. Puro sentimiento, hasta los ojos se me humedecen.

Desde el mirador

Desde el mirador

A aquellas horas de la madrugada no cabía un alma en el local, los abrigos semidesparramados por el suelo y lo que antes habían sido elaborados peinados y maquillajes empezaban a desaparecer. La novia, con su vestido blanco, seguía siendo el centro de atención como se merecía.

Mi copa descansaba en una mesita cercana, y mi cuerpo, agotado, se mecía lentamente al son de la música mientras mis pies me solicitaban una tregua y mis empinados tacones me producían vértigos y malestar.

Estaba mirando a Toni, enorgulleciéndome de él, de lo rápido que había encajado, de lo solícito que se estaba mostrando, de que no quedaba nada del chico que conocí, el callado, el esquivo, el que evitaba el compromiso.

El calor inundaba el ambiente y necesitaba airearme y quitarme los zapatos.

Toni me encontró un rato después, en la calle, sentada en el muro de piedra que daba a las murallas. Reconozco que me quedé absorta, con los zapatos en la mano y a pesar del frío helador, no podía dejar de mirar las torres iluminadas, el cielo y el horizonte. Un marco precioso. Cuando Toni me miró, yo tenía las mejillas húmedas, y es que cuando ante mis ojos algo aparece así de grandioso no puedo evitar emocionarme, motivada además por el alcohol de la fiesta. Me sentí bien en ese momento, y es que había dejado de luchar ya por ese amor cuando llamó a mi puerta de nuevo hace unos meses, y en ese momento estábamos los dos, en silencio, desde el mirador en la ciudad de la santa, pensando en que así debía haber sido desde el principio.Y al final, fue. 

En la boca del lobo

En la boca del lobo

Cuando aparqué el coche a las nueve de la noche en la puerta de mi casa, solté un enorme suspiro de alivio. Menudo fin de semana…creo que tengo suficiente dosis de conducción para una temporada.

Me gusta conducir, pero a la vez me asusta, no puedo evitarlo, mi coche parece un avión y me siento muy pequeñita en esa mole.

Cuando me propusieron ir a pasar la noche en aquel pueblo me pareció una buena ocasión para quitarle el polvo al pobrecillo y sacarlo del garaje.

Y la oscuridad de la carretera me bloqueó, y esas curvas que parecían no tener fin. Menos mal que siempre hay alguien para solventar ese tipo de problemas y hacer que se restablezca la calma. Y es que por más que intento controlar mi nerviosismo, éste siempre aparece.Por suerte, el camino mereció la pena, pues una escapada siempre viene fenomenal y las risas y los bares desconocidos en pueblos pequeños, tienen su encanto. Lo único que me chafó la noche, fue una desafortunada llamada de teléfono, y es que no aprendo, me encanta torturarme y me fastidia no estar segura de mí misma Afortunadamente, pienso luego que no tengo motivos y me da por reir. Y espero seguir riendo mucho tiempo.

Curarse en salud

Curarse en salud

 

Hoy tengo la tensión por los suelos. Me pasa a veces, y cuando ocurre empiezo la cura de sueño. No quiero que mi padre acabe teniendo razón y al final la falta de descanso me pase factura. Lo cierto es que últimamente noto en mis carnes el cansancio producido por dormir menos horas de las que mi cuerpo necesita. Al final, siempre me entretengo entre unas cosas y otras y raro es el día en que me voy a la cama antes de la madrugada. Luego, el despertador no perdona, y debo estar en pie antes de ser persona, antes incluso de que pongan las calles.

Tampoco la llegada del fin de semana ayuda mucho, pues irremediablemente no descanso lo que quisiera, y eso que en ocasiones mis siestas son antológicas, y me convierto en guasa de mis amigos. Qué se le va a hacer. Creo que debo poner el remedio durante la semana, empezando por quedarme en casita más a menudo.

Hoy me he aprovisionado de una manta y un chándal viejo y he empezado una nueva vida de ermitaña, comprobando lo bien que se está en casa una fría tarde de invierno sin tener que salir.

Y es que en el fondo, disfruto de la musiquita de la cadena, del amodorramiento en el sofá, de las horas frente al pc… ¿entonces cuál es el problema? Que el resto de los componentes de mi familia han decidido hacer exactamente lo mismo, con lo que el descanso se reduce a la enésima potencia.Entonces es cuando me entran las prisas por la tan ansiada independencia.

Lejos

Lejos

Una vez  más, ayer me quedé esperando tu llamada hasta la madrugada. Cuando ví que no se produciría, apagué el móvil. Ya, ni siquiera enfado me causa, tan sólo una profunda tristeza y un pinchazo de nostalgia. Cada día es más grande el abismo que nos separa, lejos quedan los meses en que eras mi ojito derecho ¿a quién pretendo engañar? eres aún mi ojito derecho, y te echo de menos.

Atrás quedaron tus visitas a mi casa, los años en que preparábamos un disfraz de carnaval en estas fechas que ahora se acercan.

Lo que me apena es ese distanciamiento absurdo que has tejido. Las razones, insuficientes. Sé que nunca te ha gustado Toni, y en ningún momento te oculté que yo no cuajaba con aquella que te quita el sentido, pero antes, eso no importaba. Nuestra amistad estaba por encima de rencillas con terceras personas.

No fue a ti a quien dejé, pero actúas como si así hubiera sido. Nunca me perdonarás que me alejase de tu amigo, pero chico, ese no es tu libro, no es tu historia, así que no tienes derecho a escribir. No tienes derecho a opinar, ni siquiera tienes derecho a juzgarme. Tú no eres un modelo a seguir.

Y me duele estar escribiendo este texto, porque sé que acabaré rompiéndolo, como rompiste tú nuestra confianza. Ahora soy sólo un personaje secundario, al que las noticias no llegan frescas. De lo contrario, no te hubieras sentido tan solo entre las cuatro paredes de tu casa, las únicas que vas a contemplar en una larga temporada.

Y yo, me he enterado tarde.