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The World of Pikifiore

Este mundo nuestro

25 de noviembre

25 de noviembre

El campo va desapareciendo tras ella mientras corre, momentos antes reía, sentía el olor a hierba húmeda y aspiraba, pero el ruido del despertador la aleja de ese campo, y ya no ve el verde reluciente, ahora sólo ve una frontera negra. Ha comenzado su día. Ha comenzado su pesadilla…

Durante varios años, tuve acceso cercano a testimonios e historias de mujeres maltratadas, mujeres para las que cada día era un suplicio y un continuo derramamiento de  lágrimas, voces sin rostro al otro lado de un teléfono, nombres sin presencia al otro lado de un correo electrónico.

Numerosas mañanas en que mis estadísticas tristemente se engrosaban, y debía anotar un número más en mi hoja de trabajo.

 

Hoy es día de 25 de noviembre. Día internacional de la violencia de género.

Porque esto tiene que parar.

 

Por ellos

Por ellos

Hoy,día 20 de noviembre, es el día internacional del niño, y desde la web La Huella Digital se ha lanzado una campaña para intentar combatir la pornografía infantil.

La misión es fácil, y la podemos hacer todos. En la siguiente web podéis encontrar una bonitas fotos para ésta campaña, que además, están en varios idiomas. Como presupongo que el castellano es la lengua mas usada por vosotros, os facilito el trabajo y os paso adjunta una copia de la versión en castellano de la citada imagen.

La idea es crear un post donde critiquéis la pornografía infantil. Podéis y debéis añadir la imagen, y además escribir bien clarita y grande la frase Pornografía infantil NO, y también, a ser posible, colar alguna (o todas) de las palabras clave usadas por los pedófilos, palabras tales como "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy".

Con ésto que conseguimos? Pues fácil, colapsar los servicios de búsqueda para que todo pedófilo que acuda al amigo Google (u otros) escribiendo alguna de éstas palabras se encuentre en los primeros resultados de búsqueda páginas que expresan el claro rechazo a ésta práctica depravada.

Es fácil y no nos cuesta nada! Yo pienso hacerlo! Y tú?

ESTO NO ES UNA CADENA, pero estaría de puta madre que lo pasaras entre tus amigos y colegas que sepas que postean con frecuencia en internet.

NOTA: Me acabo de enterar por el blog de Sophie, que este texto es de Ermoya, lo pongo aquí para conocimient público

 

El valor de una promesa

El valor de una promesa

Se acaba una relación.

Se acaba una relación y te mueres de adiós.

Se acaba una relación, te mueres de adiós, y entre tanto descalabro, acabas olvidando tu remolque de promesas rotas. Ese remolque que, impulsado por la pasión inicial y el romanticismo más optimista, jamás perdió la velocidad de crucero. Tú te paras, te apeas, provocas baja emocional, pero tarde o temprano ese remolque vendrá a por ti, atropellándote con toda su inercia, mala hostia y celeridad.

Y si en algún momento te falla la memoria, no te preocupes. Padres, suegros, hijos, amigos y familiares varios están ahí para darle un último impulso al remolque justo en el instante del impacto, y recordarte los planes que teníais, lo mucho que la querías, lo mucho que la quisiste, lo mucho que aún deberías estar queriéndola si de verdad fueses cumplidor y no este hatillo de decepciones en el que con los años te nos estás convirtiendo.

Las promesas.

Las promesas duelen siempre a destiempo. Serían el equivalente a criar un tigre de Bengala. Sabes que al principio es monísimo, tierno, encantador, pero que algún día, sí o sí te arrancará un brazo, una pierna, o cualquier otra extremidad. Y así andamos, cada vez más cojos, más mancos o lo que es peor, con menos extremos que arrancar.

Llega un momento en el que ya no te crees nada de lo que te dices. Es cuando te das cuenta de que con los años, a toda promesa le ha salido un matiz. Te querré hasta fin de año, tendremos un hijo para cada uno, se llamarán como tu cartero y mi estilista, viviremos en casa de tus padres, cuando se mueran los dos.

Prometer es mentirle al destino. Prometer es perder por adelantado. Hipotecar lo inexorable. Prorratear lo inexpugnable. Autojoderse en diferido.

Aunque claro, parece que prometerse cosas acaba siendo necesario para avanzar. Con uno mismo y con los demás. Porque actúa como timón de las relaciones sentimentales: marca el rumbo a seguir, pero ni de coña te esperes que sople viento sobre las velas.

Pero es que si no prometes nada, tarde o temprano te enfrentarás a la pregunta a la que se enfrentan los que cometen la desfachatez de vivir al día, de disfrutar el momento, de habitar sola y únicamente en el presente. Cariño, ¿hacia dónde va lo nuestro?

Yo cada día me siento más orgulloso de mis dudas. Las únicas que, con el tiempo, acaban siempre confirmándose. Las únicas que, con los años, jamás me van a traicionar.

Hoy, mientras la palabra nosotros se me escurre líquida entre los dedos, me voy dando de bruces con todas y cada una de mis incompetencias emocionales. No he sido capaz de hacerte feliz. No he sido capaz de estrecharte entre mis lazos. No he cumplido casi ninguna de mis promesas. No he respondido casi ninguno de tus porqués.

Y aún así, hay algo que quiero y puedo decirte.

Que pase lo que pase a partir de ahora, voy a quererte toda la vida.

Te lo prometo.

 

Leí el otro día este texto y he decidido escribirlo aquí. Me gustó mucho. Su autor, seguro que todos lo conocéis…No es otro que Risto Mejide.

 

Dos colores

Dos colores

No me gusta el fútbol, no me dice nada verles correr intentando meter el balón en la portería, pero…he de reconocer que me he enganchado este último mes a la Eurocopa. ¿Cómo hubiera podido no hacerlo? Me he acostumbrado a las citas en el amplio bar con pantalla grande, siempre el mismo, donde ya las caras incluso son siempre las mismas, y nos encontramos partido a partido.

Hace una semana con los penaltis vibré, y ayer grité como la que más y me alegré como una aficionada de toda la vida. Pero no todo fueron vítores, puesto que no pude volver a mi casa. Simplemente no me atreví.

Era increíble la cantidad de gente que salió a la calle, las avenidas y fuentes de la capital rebosaban y una marea humana impedía el tráfico de todo tipo de vehículos. Profana de estos acontecimientos, no paraba de repetirle a Toni lo exagerado que me parecía. La gente andaba por mitad de los pasos de cebra sin importarles si el semáforo se lo permitía, los coches se quedaban paralizados sin saber qué hacer, puesto que avanzar suponía arrollar. Gente subiendo a los capós en marcha, enganchándose en los parachoques, ondeando banderas que tapaban la visión. Ví aficionados empujando autobuses y rompiendo cristales, ví caer retrovisores e incluso un semáforo arrancado de cuajo. Y todo esto, en los quince minutos que mi asombro me permitió, parapetada como estaba en una esquina alejada del tumulto.

No lo entiendo, yo me alegré de la victoria, pero ¿de verdad es necesario celebrarlo mediante actos vandálicos?

Se nota que para mí es la primera vez que un acontecimiento deportivo de estas características me pilla en la gran ciudad…

 

Maestro Neruda

Maestro Neruda

Hoy, pongo mi página y mis letras al servicio del poeta, para levantaros el ánimo y que sintáis que podeis con todo, y que cada año es un regalo de 365 días, lleno de horas de sol y de oscuridad, de lluvia y de luz, pero sobre todo, lleno de momentos...

"Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus dudas y mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles sólo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
no creer en Dios y hacer tu destino,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte,
olvidar sus ojos, su risa, todo
porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
dejar de dar las gracias a Dios por tu vida,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da,
también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual"

 

El veredicto

El veredicto

Tic-tac, tic-tac…tic-tac. Me pongo nerviosa solo con escuchar los sonidos apenas audibles de mi reloj, retumban en mi cabeza y es lo único que escucho.

El tiempo pasa lento cuando las decisiones no dependen de ti, cuando el futuro laboral lo deciden por ti en menos de lo que yo tardo en tomar café.

El sobre descansa sobre la mesa de un iluminado despacho. En él, está escrito el camino que recorreré los próximos meses.

Continuar o abandonar…

Sólo falta esperar

Éramos pocos...

Éramos pocos...

Un fin de semana como otro cualquiera, planes diferentes para el viernes, y la casualidad que entra de lleno como protagonista. Una capital de un país, miles de personas que salen de fiesta y un innumerable catálogo de bares para elegir, y todo el mundo confluyó en el mismo.

No había ido nunca por aquel pub, me pilla lejos y por distintos motivos me daba pereza ir, pero ahí estaba yo el viernes, con mi falda nueva y mi mojito abrazando a Toni cuando casi se me cae la copa del impacto.

Con la cara inexpresiva, me encuentro de frente a Pete que contempla el espectáculo. Saludos de rigor y huida hacia el otro rincón de la sala, pero ahí estaba yo, con un ojillo disimulado contemplando la escena, mientras Toni, divertido, estudia mis movimientos.

Pero entonces le toca a él…y cuando nos acercamos a la barra a por una cerveza, una muchacha rubia le toca el hombro, y por cara de susto y la rápida mirada que me echó como disculpándose, ya supe quien era. Su ex.Ante situación tan surrealista, me entró la risa floja. Cuando me hablen de lo grande que es Madrid, me acordaré de esa noche, con cuatro basta.

Se acabó lo que se daba

Se acabó lo que se daba Acabaron las fiestas, y con la inevitable vuelta a la normalidad, me invade una sensación de tranquilidad y de calma, como cuando uno invita a mucha gente a casa y se tira en el sofá una vez se han marchado todos.

Pasaron los Reyes, una de mis fiestas favoritas, pues a pesar del paso de los años, mis padres y mi familia en general los celebramos como si aún hubiera niños en casa. Este año el roscón me ha jugado una mala pasada, pues estoy enferma desde entonces.

Es ahora cuando para mí comienza el año, tras la resaca de estos días se plantean los retos de los casi once meses que vienen por delante, siempre cambiantes, siempre imprevisibles.

Comienzo enero con cambios, alguien que viene, una nueva compañera de trabajo, procedente de la otra punta del país con la que espero congeniar, alguien que se va y me deja triste con su marcha aunque satisfecha por haber podido compartir momentos…

Enero abre la puerta de cada año, una vez más. 

Ganarse el pan

Ganarse el pan

De repente me vuelvo a plantear mi futuro laboral. Hace ya más de un año que los apuntes de la oposición están acumulando polvo en una estantería de mi habitación, las fuerzas me faltan, las tardes me piden otros quehaceres que no son estudiar, y el tiempo que tengo libre sólo quiero pasarlo con Toni y mis amigos después de haber empleado más de cuatro inviernos en presentarme a unas pruebas que dejaron mi ánimo minado y mis ganas a cero.

Pero ha sido la visión fugaz de un papel olvidado encima de la mesa la que me ha mostrado la injusticia de mi situación actual.

Desde hace meses levanto el departamento prácticamente sola, agobiada por tareas cada vez más grandes que los jefes consideran que puedo hacer. Al principio, me decía a mí misma, lo creí un honor, responsabilidades impuestas porque confían en mí, con el tiempo, los papeles crecen en mi mesa y mi sueldo sigue intacto. ¿Y por qué ahora? por dos motivos.

El primero es que mientras mi compañero es como un elemento ornamental del despacho, su nómina tiene bastantes más ceros que la mía, hecho que descubrí con total estupefacción ayer. Y la impotencia me volvió pequeña e insignificante. Como pequeña me sentí cuando descubrí un mínimo error en un lote de libros que salieron a imprenta con un fallo que olvidé revisar.

Pequeña, estúpida y desbordada por lágrimas que vinieron a sacar a la luz la sobrecarga de trabajo impuesta.

Lo más triste de todo es que nadie hará nada, y mientras tanto mi compañero, podrá exhibir su sonrisa burlona de medio lado cuando los nervios me vencen

¿Qué es el tiempo?

¿Qué es el tiempo?

¿Quieres entender qué es un año de vida? Pregúntaselo a un estudiante que acaba de suspender el examen de fin de curso.

¿Un mes de vida? Díselo a una mujer que acaba de traer al mundo un niño prematuro y espera que salga de la incubadora para estrecharlo entre sus brazos sano y salvo.

¿Una semana? Que te lo cuente un hombre que trabaja en una fábrica o en una mina para mantener a su familia.

¿Un día? Háblales del asunto a dos que están locamente enamorados uno de otro y esperan el momento de volver a estar juntos.

¿Una hora? Pregúntale a una persona claustrofóbica encerrada en un ascensor averiado.

¿Un segundo? Mira la expresión de un hombre que acaba de salvarse de un accidente de coche.

¿Y una milésima de segundo? Pregúntale al atleta que acaba de ganar la medalla de plata en los juegos olímpicos, en vez de la medalla de oro para la que lleva toda su vida entrenándose .

(Ojalá fuera cierto, Marc Lévy) 

El tiempo nunca espera…

Atropello

Despuntaba el alba y Madrid entre dos luces ya tenía sus calles pobladas de gente. La corriente fría me golpeaba en la cara más bruscamente al salir del metro. Con torpeza debida a sus años, un anciano avanzaba delante de mí. Había algo en su manera de andar que me hizo recordar a mi abuelo, quizá su manera de mover una pierna tras otra, quizá su mirada limpia, quizá el modo en que se abría paso con su bastón nacarado… Al llegar al cruce aceleré el paso, atrás quedó el anciano y su mirada, corrí al ver que el semáforo parpadeaba, aún me daba tiempo.Ya en la otra acera, un golpe seco a mi espalda. Al girar, lo primero que ví fue un bastón nacarado en el asfalto, y después un tumulto de gente que gritaba y un coche a lo lejos que huía… Corrí hacia allí, temblando cogí mi teléfono y marqué un número de tres cifras mientras dos chicos levantaban al anciano, que parecía no estar en este mundo y que quebraba la cara con dolor. Se apoyó en mi brazo, creo que tenía algo roto. Allí estuve hasta que llegó la ambulancia. Cuando me preguntó mi nombre y le ofrecí la respuesta me apretó la mano y me explicó que su nieta debía ser como yo…y que se llamaba como yo. Diagnóstico leve. Tuvo suerte en esta ocasión. El coche nunca paró. 

Intrigas

Intrigas

Otra vez esos mensajes. De nuevo tras tres o cuatro meses. Y justamente tras el fin de semana, como en el fondo me imaginaba, aunque no me guste la idea.

Al principio fueron mensajes en blanco, como no ponía nada, pensé que era cosa de mi ordenador, que tenía ya sus años y a veces hacía de las suyas.

Luego empezaron a poner cosas, normales, me preguntaban por mi trabajo y por mi vida en general. Pensé que alguien había confundido una dirección de otra persona con la mía, no es difícil. Así que pensando que eran fruto de un error no me molestaba en contestar. Tras unos días, al ver que continuaban (a menudo eran mensajes repetidos), quise poner fin a la confusión y escribí al remitente haciéndole ver que quizá se había equivocado de persona.

Y fue entonces cuando comenzaron los mensajes extraños. Compartir el nombre con alguien pudo ser la causa, como pensé al principio,pero empezaron a ir más allá.

A aparecer más nombres, todos relacionados conmigo y con una historia que no tenía pies ni cabeza, a dar demasiados detalles.

El día que me negué a abrir mi correo, fue el día en que uno de los mensajes hacía referencia a una conversación que había tenido lugar días atrás entre otra persona y yo.

Y el remitente no podía ser esa persona.Me cambié de dirección.

No sé que me inquietaba más, si el hecho de que alguien a quien ni siquiera conocía se hubiera molestado en iniciar en esa cadena, o el hecho de que lo hubiera hecho alguien de mi entorno, y concretamente una persona.

¿pero cómo pensar que alguien tan cercano, alguien a quien aprecio tanto y he tenido tanta unión es capaz de algo tan rebuscado?Y ahora, vuelta a la carga. Estoy muy mosqueada.

 

Palabras que chocan contra la pared

Palabras que chocan contra la pared

Existen dos frases que no soporto que me digan. La primera es: “Fiore, tengo que decirte algo”, porque generalmente va acompañada de un disgusto y malas noticias. La segunda es: “Te lo dije”, representa un estrepitoso fracaso o equivocación. El caso es que últimamente cada vez que abro la boca y hablo con mi amiga Merche, me dan ganas de soltárselas a bocajarro continuamente.

Conocí a Merche en un trabajo, hace ya bastante tiempo y congeniamos muy bien. Ella era de fuera de Madrid y no conocía a nadie en la capital, así que digamos que yo la presenté a todos mis amigos y la introduje en mi entorno.

Por entonces, yo salía quemada de haber perdido parte de mi vida por culpa de “gran sapo” y trataba por todos los medios de encauzarme. Estaba cansada de peleas, de gente que se volvía violenta por la bebida y cansada de acabar por su culpa la noche en el pub de moda: la comisaría.

Y es ahora, tiempo después, cuando impotente veo cómo Merche repite esa historia. Cómo se ve absolutamente fascinada por una personalidad como la de “gran sapo”, al que los años le han calmado pero no le han eliminado muchos de sus excesos.

Y cuando me cuenta cosas, sufro por ella como otros sufrieron por mí en su momento,y, al igual que yo, no escucha a nadie en su afán por estamparse ella solita contra una pared...

Estrenando nuevo calendario

Y llegó enero, y con él, su famosa cuesta, los famosos descuentos, que no son tales (ayer encontré un abrigo rebajado un euro,ole), los buenos propósitos y el retorno a la normalidad. El caos se apodera de nuevo de la ciudad cuando intentamos entrar todos a la vez en plena hora punta.

Vuelve en enero la rutina, pero yo no le hago ascos, esa bendita rutina que quiere decir que todo sigue en órden.

Se están dando circunstancias en mi trabajo que me están haciendo no magnificar los acontecimientos y darle a cada cosa la importancia que se merece.

Y circunstancias en mi vida que hacen que me replantee el camino a seguir en este recién estrenado año. Decisiones que tomar, y respuestas que se hacen esperar.

Mientras tanto, el sol sigue saliendo cada mañana y la luna sigue alumbrando cada noche. Y con eso me basta.

A golpes con la Navidad...

A golpes con la Navidad...

Con la inocencia de sus cuatro años, mi prima abre los ojos de asombro ante las luces que estos días alumbran las calles, bate palmas cuando escucha villancicos y se mueve de un lado a otro sin querer perderse nada. Estira sus manitas y levanta los brazos como si quisiera coger las estrellas luminosas de los adornos, y se ríe como una loca cuando ve a Papá Noel.

Papá Noel toca un cascado violín, y luce un raído traje a la salida de unos grandes almacenes, ante él, una pequeña caja muestra las pocas monedas que ha podido conseguir en la fría tarde…

Mi prima le escucha tocar, y me pregunta porqué está tan delgado, y antes de que pueda contestarle, un grupo de salvajes se acerca y empieza a dar patadas al navideño violinista robándole lo que había conseguido, ante la mirada de la niña. Ella llora, Papá Noel también, mi prima no comprende cómo unos señores malos pegan al anciano de la barba blanca.¿Por qué llora Papá Noel?, me pregunta.

Mientras llega la policia, a la que su madre ha llamado, pienso en que Papá Noel llora porque no encuentra el espíritu de la Navidad… 

Las sombras de una actuación

Las sombras de una actuación El otro día fue al estreno musical de unos amigos, tocaban en una pequeña sala de la capital y para ellos era todo un acontecimiento y también para los que allí estuvimos acompañándolos. A la alegría de ver a gente a la que por la distancia no veo tanto como pudiera, se unió la desagradable experiencia de encontrarme con personas que me hicieron mucho mal años atrás, gente con la que, por conocidos comunes, de vez en cuando tengo que compartir paredes y que sacan lo peor que hay en mí.

No me considero una persona vengativa ni rencorosa, pero me cuesta olvidar las lágrimas que los comentarios de personas como ellos me hicieron derramar.

Todo el mundo tiene sus errores, y en mí, está el error de haberme obsesionado en mis primeros años de carrera con quien yo llamo para mis adentros “el gran sapo”, por lo rana que me salió. Una persona que hizo que mi autoestima alcanzara sus cotas más bajas y que mi personalidad quedara reducida a cero. Pero si bien “gran sapo” no se portó honestamente, mi deterioro en aquellos momentos no lo provocó sólo él ,lo causaron sus amigos, que con actitudes hirientes hacían quemar una relación de por sí imposible.

Hoy en día, y tras muchos reproches y muchas palabras, mi relación con “gran sapo” es medianamente normal. Maduró y reconoció no haberse comportado con diplomacia, y yo, que tampoco estuve a la altura de las circunstancias, me dí cuenta de que precipité el desenlace.

No ocurre lo mismo con sus amigos, anclados en el pasado. Comportándose igual y buscando nuevas víctimas a las que atacar con el único arma que tienen, la ignorancia.

Como era de esperar, dadas las circunstancias, aparecieron en el concierto.

Fueron los únicos acordes fuera de sitio, las únicas notas desafinadas.

Sé que no vivimos en el mismo mundo, sé que no me aportan nada. Yo sé quiénes son los que me quieren, y con eso me basta.

No los necesito.

 

Corazones en el exilio

Corazones en el exilio

Esta historia no me pertenece, pero desde que tuve conocimiento de la misma, me pareció mágica y la tomé como una prueba de que el mundo es muy pequeño y que el destino quizá exista…

A finales de los años setenta, unos jóvenes chilenos se prometieron en matrimonio y empezaron a hacer planes de futuro, planes que se rompieron con el golpe de estado de Pinochet y su posterior dictadura. En torno a 1974, los jóvenes que tenían ideas contrarias al dictador se vieron conducidos al exilio para salvar su libertad. Éste fue el caso del joven, quien gracias a ayudas, escapó de incógnito del país, prometiendo a su joven novia que se reunirían.Pero su familia fue vigilada, las comunicaciones eran difíciles, y ella no consiguió averiguar su paradero. Le hicieron creer que murió en el exilio, y con el tiempo abandonó el país en busca de una nueva vida en otro lugar.

Pero él no había muerto. Consiguió establecerse en Francia, pasaron los años, fundó una familia y tuvo hijos, fue feliz, pero nunca logró saber qué fue de la prometida que dejó en Chile. Intentó hacerle llegar noticias, y supo que ella también se había marchado, a un destino desconocido.

Ella vino a España, encontró un trabajo y nunca se casó.

Transcurridos veinte años, tras haber enviudado, él hizo un viaje a España. Y al cuarto día, sus ojos se volvieron a cruzar en un vagón de metro de una gran ciudad.

Han recuperado los años perdidos. Dentro de unos meses podrán, finalmente, casarse

Amor apasionado, amor tranquilo

Amor apasionado, amor tranquilo

Una descarga eléctrica que te sacude cuando tus ojos se cruzan con los suyos, el resto del mundo en un aparte, temblor de piernas, deseos de que el mundo se pare, deseos de que la noche no acabe. Deseos...Llamadas sin sentido a todas horas sólo para escuchar su voz al otro lado, mil mensajes, mil flores...Subir a la luna y dormir allí, observar el sol y compararlo con el color de su piel. Miedo a que el día pase sin verle, miedo a que el planeta y se pare y no hayas podido decirle adiós. Opresión en el estómago ante una discusión, sentirse orgullosa de sus actos, de sus gestos de todo él. Sonrisa en los labios...Fugacidad.

Amor apasionado.  

Confianza, serenidad, mirarle a los ojos y ver la verdad, cogerse de la mano y notar su fuerza. Romper a llorar y descubrir un hombro. Una llamadas, unos mensajes, mi casa es la tuya, tu casa es la mía, unión, pactos, la tranquilidad que da saber que al día siguiente estará. Risas, libertad, complicidad, amistad.

Amor tranquilo. 

Amor apasionado versus amor tranquilo. ¿Se sienten con la misma intensidad?

 

Desigualdades

Desigualdades Aunque estemos en el siglo XXI, aunque la barbarie de siglos pasados haya quedado atrás, aunque las diferencias entre unos y otros muy muy despacio tratan de ser limadas, aunque se lucha por la igualdad, desgraciadamente, aún queda mucho por hacer, y lo seguirá habiendo mientras se puedan leer cosas como estas: “Sólo hay dos motivos en la vida de una mujer para que ésta salga de su casa: cuando abandona la casa de su padre para trasladarse a la de su marido y cuando abandona la casa de su marido en un ataúd”. Y todavía hay muchos que piensan así. Es fuerte. ……………………………………………………………………Me he hecho una cuenta de correo nueva, si alguien quiere ponerse en contacto conmigo, estaré en: bailandoenmimundo@hotmail.com

Una flauta de tristes melodías

Una flauta de tristes melodías

Amanece de nuevo un día gris y desapacible en Madrid tras una noche en la que no ha dejado de llover. El cielo está encapotado y aún no ha clareado. Parece que todo el mundo lleva el malhumor en la sangre, y yo considero que el agua que resbala por las calles es demasiado preciosa y necesaria, aunque los días sean más incómodos. Con la lluvia siento que yo me estoy limpiando también.

Apresurada para no llegar tarde al trabajo, desfilo corriendo como de costumbre el pasadizo subterráneo que me sirve de salida a la calle, y como cada mañana…contemplo un escaparate de rostros que me observan con ojos tristes y cansados, y camino entre hileras de personas a los que la suerte les ha abandonado, y me siento un poco más pequeña…

Las notas de la flauta ya llegan a mis oídos, es un sonido al que me he acostumbrado y que me acompaña casi hasta el final del recorrido. El chico que la hace sonar no debe tener más edad que yo, pero sus ojos están mucho más apagados, no entiende casi nada de español aunque hace ya mucho tiempo que está allí, y como por un acuerdo no firmado, a veces recojo para él uno de los periódicos que reparten, porque observa las fotos que en él salen para luego muchas de ellas plasmarlas en un cuaderno que guarda junto a su manta.

Me pregunto cuáles serán sus circunstancias y las de todos ellos, cómo sería su vida, y me sobrecojo al pensar una vez más que no hay que irse muy lejos para toparse de frente con la miseria.

En las puertas de mi trabajo. En la zona más cara de toda la capital.