Blogia

The World of Pikifiore

Hoy de letras tristes

Hoy de letras tristes

“Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.
Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo bajo un viento banal sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar”

Francisco Umbral, Mortal y rosa

Duerme conmigo en las noches tristes

Duerme conmigo en las noches tristes

Me duelen las noches en las que confundo mis pensamientos,

me duelen los minutos que paso mirando mi imagen en el espejo con la cara mojada,

me duelen los besos que no llegaron pero no deseo que lo hagan,

me duelen los mensajes leídos en la madrugada y los ojos gris plata.

Me duelen las horas de oscuridad que se evaporan cuando amanece y me despiertan tus abrazos.

Me duele el pasado.

No me duelen tus sonrisas, ni tus besos, ni las letras que me hacen llorar de ilusión. No me duelen tus brazos, ni tus disculpas, ni tus despistes ni tus muecas inocentes. No me duelen tus detalles, ni nuestras manos entrelazadas mirando escaparates, ni nuestras rutinas de domingo.

No me duele tu mirada, porque en ella me pierdo. No me duele tu amor, porque me da fuerzas.

Tú no me dueles, porque mi vida te necesita. Por favor, no me dejes caer. Temo los golpes.

Paseo por la Navidad

Paseo por la Navidad

Un año más, el bombo no contenía mi número. La mañana del día 22 pasa volando, tan deprisa como la ilusión de poseer un décimo premiado. Hoy en el despacho, nuestra banda sonora salía de una vieja radio que hace dos semanas encontramos semi abandonada en una de las plantas superiores. El soniquete de los niños de San Ildefonso nos ha amenizado las horas en un edificio semi vacío, pues casi todo el mundo ha cogido vacaciones.

Yo este año, sacaré tiempo para estudiar entre polvorones y turrones de chocolate. Y quizá, tras las fiestas me toque mi loteria particular, aunque, hoy por hoy, no creo tener el número premiado.

Ayer me empapé un poco del ambiente madrileño del Centro. Comimos calamares y sorteamos las riadas de gente que bajaban de ver Cortylandia, donde un año más se repite una melodía que escuché por vez primera con dos años de vida. Globos en Sol y gente abigarrada en los puestos de la Plaza Mayor, en un mercadillo que año tras año me hace recordar a un pobre abuelo buscando a Chencho entre los puestos de belenes, sin resultado positivo. Una imagen que me quedó grabada en mi mente de niña.

Comienzan las fiestas. Pronto terminará el año. Una vez más, deseos positivos para todos.

Tres deseos

Tres deseos

Aquella tarde llovía, el despacho estaba poco iluminado y apenas había trabajo, casi todo el mundo estaba en la exposición de la primera planta. Yo prácticamente no había dormido y preferí acabar unos asuntos pendientes para no tener que hablar con nadie. Mi móvil no sonaba, y las horas pasaban sin que mi entonces novio diera señales de vida. Era el tercer día sin noticias. Algo pasaba. Ni una explicación, ni una señal…

Curioseé varias páginas de Internet para distraerme, entre ellas algún blog, y pensé en que quizá me distraería ver cómo funcionaba.

De eso hace tres años hoy.

Por eso estais todos invitados a tarta. Una tarta con tres velas. Si fuera maga os concedería tres deseos, pero…nunca se sabe. Pedidlos.

Quizá se cumplan.

Gracias a todos.

Los que estáis tras esa pantalla, y los que la habéis traspasado.

Tardes de domingo raras

Tardes de domingo raras

Mientras la lluvia inunda las calles y empaña los cristales, mi cabeza está en sequía, y mis dedos entumecidos. Por eso he tardado en volver, porque aunque tengo muchas cosas que escribir, me cuesta ordenar las palabras y marcarme un tiempo para reflejarlas. Estoy perdida entre apuntes de una oposición inminente que vuelve exclusiva mi lectura, obligandome a aparcar la novela que me acompañaba en el autobús,y con la que mis ojos dejan de estar secos. En el trabajo, no hacemos otra cosa que preparar un acontecimiento especial, para el que estamos echándole horas y al que, me temo, ni siquiera podremos asistir.

Os sigo, y espero pronto publicar textos más largos.

25 de noviembre

25 de noviembre

El campo va desapareciendo tras ella mientras corre, momentos antes reía, sentía el olor a hierba húmeda y aspiraba, pero el ruido del despertador la aleja de ese campo, y ya no ve el verde reluciente, ahora sólo ve una frontera negra. Ha comenzado su día. Ha comenzado su pesadilla…

Durante varios años, tuve acceso cercano a testimonios e historias de mujeres maltratadas, mujeres para las que cada día era un suplicio y un continuo derramamiento de  lágrimas, voces sin rostro al otro lado de un teléfono, nombres sin presencia al otro lado de un correo electrónico.

Numerosas mañanas en que mis estadísticas tristemente se engrosaban, y debía anotar un número más en mi hoja de trabajo.

 

Hoy es día de 25 de noviembre. Día internacional de la violencia de género.

Porque esto tiene que parar.

 

Por ellos

Por ellos

Hoy,día 20 de noviembre, es el día internacional del niño, y desde la web La Huella Digital se ha lanzado una campaña para intentar combatir la pornografía infantil.

La misión es fácil, y la podemos hacer todos. En la siguiente web podéis encontrar una bonitas fotos para ésta campaña, que además, están en varios idiomas. Como presupongo que el castellano es la lengua mas usada por vosotros, os facilito el trabajo y os paso adjunta una copia de la versión en castellano de la citada imagen.

La idea es crear un post donde critiquéis la pornografía infantil. Podéis y debéis añadir la imagen, y además escribir bien clarita y grande la frase Pornografía infantil NO, y también, a ser posible, colar alguna (o todas) de las palabras clave usadas por los pedófilos, palabras tales como "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy".

Con ésto que conseguimos? Pues fácil, colapsar los servicios de búsqueda para que todo pedófilo que acuda al amigo Google (u otros) escribiendo alguna de éstas palabras se encuentre en los primeros resultados de búsqueda páginas que expresan el claro rechazo a ésta práctica depravada.

Es fácil y no nos cuesta nada! Yo pienso hacerlo! Y tú?

ESTO NO ES UNA CADENA, pero estaría de puta madre que lo pasaras entre tus amigos y colegas que sepas que postean con frecuencia en internet.

NOTA: Me acabo de enterar por el blog de Sophie, que este texto es de Ermoya, lo pongo aquí para conocimient público

 

Negra noche

Negra noche

Había animación esa noche, no hacía demasiado frío y la ciudad estaba entretenida y encendida, pero mi cuerpo estaba cansado, las horas de estudio me habían dejado debilitada. No fue difícil encontrar un taxi, y apoyada en la ventanilla entrecerraba los ojos mientras esperaba llegar a mi destino.

La calle estaba cortada y le indiqué al conductor una esquina más alejada para bajarme. “Buenas noches muchacha”…

La cola para entrar al local era grande, había precios especiales esa noche. Miré a la gente mientras, con las manos distraídas empezaba a sacar mis llaves para tenerlas a mano. Suspiré. Antes iba de fiesta en fiesta yo también.Pero en ese momento sólo quería ir a la cama.

Una sirena me despertó de madrugada, me volví a dormir con murmullos de voces que procedían de la acera. La sirena se alejó…

A la mañana siguiente mi abuela vino alterada de comprar el pan y me contó lo ocurrido.

El local precintado. Su rostro en todos los telediarios y periódicos nacionales. Y me quedé parada en el sitio. No le conocía de nada, absolutamente de nada, pero podía ser cualquiera de los que ví la noche anterior. Cuando la noche era joven. Uno de tantos chavales que lo que buscaba era una noche de sábado entre amigos y copas. Una vida rota por un empujón fortuito.

Un lugar al que no debió haber ido. Un hecho que no debía haber ocurrido jamás…

Despertares

Despertares

Me empieza a dar el solecillo en la cara, y al darme la vuelta hacia el otro lado de la cama, un tambor repiquetea mi cabeza. A mis pies las botas, tan tumbadas como yo lo estoy, y restos de un maquillaje que pocas horas antes me adornaba la cara. Al incorporarme noto el mareo, y me acuerdo de las copas vacías.

Hacía mucho que no me sucedía, una noche intermitente, y los focos de luz y trasiego de personas vuelven a mí. Episodios sueltos, cansancio, alguna lágrima y mucho ron. Volví al punto en que me encontraba hace unos tres años, pero ahora lo acuso más. Ni soy la que fui, ni quiero serlo. Menos mal que otro día ha empezado.

 

De sueños románticos

De sueños románticos

“Buenos días mundo ¿Me haces un regalo hoy?

Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mí y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreir. La cogería y me la llevaría o la dejaría sobre mi mesa toda la mañana.

Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: “Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer…” y después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría. Podía ser que alguien los encontrase. Que volviese a ponerlas en órden. Que leyese la frase. Y me viniese a buscar.

 Él quizá. Ya. Pero ¿quién es él?”

 

Federico Moccia. Perdona si te llamo amor

 

Aunque hoy lo veas todo negro y pienses que ya no habrá más abrazos, piensa que todo puede volver a empezar. Si te dejó marchar, no te merecía…Ayer te dejé llorar. Espero que hoy me dediques una sonrisa.

Bienvenida a tu historia

Bienvenida a tu historia

Aún no puedo creer que ella, ni niña, mi novia alada, haya hecho realidad su mayor deseo.La pequeña respira pausadamente al otro lado del cristal. Si no fuera por ese imperceptible movimiento, podría pensar que estoy observando una muñeca, como la que tuve en mi infancia, como aquella que llevaba a todas partes.No he conseguido verle los ojos, son verdes, según dicen. Seguro que se parecen a los de su madre. La misma que está a mi lado con ojos vidriosos.

No llores más princesa, la niña duerme tranquila. Hazlo tú también. Todo irá bien a partir de ahora.

 

Como lágrimas en la lluvia se irán...

Como lágrimas en la lluvia se irán...

La primera vez que un chico me dijo: “te quiero”, lloré mucho. No fueron lágrimas de emoción, de las que salen espontáneamente, sino de tristeza y de rabia. No llegaron a tiempo, no supo elegir el momento y aquellas dos palabras, que siempre había deseado oír, sonaron huecas y perdieron su sentido.

Fueron palabras dolientes, que no tuvieron que ser pronunciadas. Tuvo tiempo para decirlo, para demostrarlo, y eligió lanzarlas al aire cuando ya no estábamos juntos y yo había conocido a alguien.

Y su sonido estuvo en mi cabeza mucho tiempo, martirizándome.

No sirve de nada decir algo que no sientas. Las palabras no borran los hechos. ¿De qué sirve un TE QUIERO mayúsculo cuando aún te duele el alma con los insultos dichos horas antes? ¿De verdad quieres oir que te ama cuando has sido humillada ante la gente?

Pequeña, a veces no cuesta nada regalar palabras, adornar oidos, lo que debes valorar es que te regalen amor. Del que no se pronuncia, del que se siente

Princesa de un cuento infinito

Princesa de un cuento infinito

Hace un año, mi mejor amiga se independizó. Entonces, tuve miedo de que las cosas dejaran de ser como siempre y de que nos distanciaramos. Hoy, lo que más me apetece es seguir sus pasos, creo que tengo que volar sola.

Encontró un piso luminoso en el centro, y allí vive con su novio y, ocasionalmente, su hermana casi de sangre: yo.

Cuando las circunstancias me superan, las noches se preven largas o el tiempo no acompaña, tengo una cama dispuesta a acogerme y un oído dispuesto a escucharme.

El otro día, en una de mis frecuentes visitas, unas cajas de cartón invadían una esquina del salón, en ellas, infinidad de material de video, viejas cintas para editar que recogen infinitos momentos.

Ángeles y yo, nos conocimos cuando teníamos dos años, cuando yo arrollé su mano derecha con mi triciclo. Desde entonces somos amigas. También desde entonces, ella luce una cicatriz en su dedo anular, que agita frente a mi cara cuando se enfada.

En esas cajas, no sólo estaba parte de su vida, también lo estaba la mía, y una mezcla de risa y tristeza me cubrió los ojos cuando vimos fragmentos de fiestas, cumpleaños, días en la playa y fiestas en la universidad.

Cuando llegué a mi casa, continué removiendo el paso de los años. Han posado muchas personas en mis fotos, muchas de ellas dejaron de posar y desaparecieron. Sólo ella permanece, año tras año. Desde 1981.

Gracias por todo.

Lo que me hace feliz

Lo que me hace feliz

Hace un tiempo, Susana, me encargó un meme que describiera catorce cosas que me hacen feliz, hoy, después de unos días, me pongo a ello

-Dormir profundamente y sentir que me rodean los brazos de la persona que quiero

-Tomar un café templadito con una buena tarta, en agradable compañía mientras fuera llueve o es de noche

-Ver una película de amor tapada con una mantita y apoltronada en el sofá

-Los fines de semana llenos de planes

- Escuchar reir a mi gente. Pensar en el bebé que ella espera.

- Los momentos en los que consigo llevarme bien con mi madre

- Poner el telediario y escuchar una buena noticia

- Recuperar el cariño de personas a quienes creí perder y mantener el de la gente que me rodea

- Sentarme a orillas del pantano cerca de mi pueblo a perderme en mis pensamientos.

- Escribir y recibir comentarios positivos

- Llorar de risa

- Sus palabras, sus gestos, pensar en lo que es y pensé que no sería nunca.

- Viajar

- Tener planes de futuro

La felicidad está en los pequeños momentos y en los hechos más cotidianos, aunque muchas veces, no nos damos ni cuenta.

Muñeca de trapo

Muñeca de trapo

Últimamente me cuesta mucho ordenar todo lo que se me pasa por la cabeza, mis emociones son como un balancín que unas veces sube hasta tocar el cielo y otras parece que va a excavar un agujero en la tierra.

Mi vida se pierde entre inmensas alegrías y profundas tristezas, reacciones extremas y sueños en los que aprovecho para decir todo aquello que en mi día a día no digo. Me despierto tensa y necesito un café para volver a ser yo y recuperar las riendas de mi diplomacia.

A veces me cuesta estar pendiente de la gente, apago el teléfono y deseo perderme y ser muda por un día, otros deseo saber, conocer, hablar, y abrazar.

Y quiero escribir, pero no me salen las palabras. Y quiero reir, pero no me sale la risa. Y quiero llorar, pero no me salen las lágrimas. Y al enfadarme, no me salen los gritos.

A veces soy como una muñeca a la que le mueven los brazos.

Sólo los besos salen solos.

Sol de otoño

Sol de otoño

Estoy bien. Muy tranquila y bien. Con Toni las cosas marchan estupendamente, con sus días buenos y sus días peores como en toda relación. Es alguien que me apoya, me quiere y hace que desee superarme a mí misma y hacerle feliz. Mi súbita tristeza no fue por él, puesto que él sólo me transmite alegrías.

Hay veces en la vida en las que sentimos que una persona está tan unida a ti, y tú a ella, que acaba formando parte de ti mismo, y cuando ese alguien sale de tu vida, o haces que salga, es como si se llevara una parte tuya. Un cachito de corazón.

El día que escribí el último post, había visto a ese alguien. Y junto a la alegría que ese hecho me produce, me invadió la pena del recuerdo, de tantos momentos que tuvimos en su día. Por eso escribí esas palabras.

Siento haberos preocupado.

Estoy bien. Llega el otoño, caen las hojas y es momento de marcarse nuevas metas y trazar nuevos recorridos…con una sonrisa en los labios

Septiembre

Septiembre

La mañana se hace larga cuando el sueño ha sido muy corto…y los párpados pesan. Hacía mucho que no lloraba escondida en el baño.

“En los días que te quise, en los días que me amaste, todo el mundo era tú, todo el mundo era yo, no había nada más lindo.

Cuantas noches reímos,cuantas noches lloramos,

no importaba el lugar sólo nuestro cariño.”

Hace muchos años...en el comedor

Hace muchos años...en el comedor

Se acabó lo que se daba. Hoy ha empezado el horario escolar, como los niños que se enfrentan de nuevo a las aulas, nosotras volvemos a reencontrarnos con el turno partido y las consiguientes comidas preparadas. La temporada otoño-invierno viene este año surtida de tuppers de todo tipo.

Esta mañana un pequeño lloraba a mi lado en la parada del autobús y se aferraba a su madre desesperado porque no quería ir al colegio. Ganas me han entrado de unirme a él…Cómo lloraba yo a su edad también.

Al bajar a la cafetería con mis compañeras, un olor a comedor escolar ha impregnado mi nariz y me he acordado del niño de la parada. Han venido a mi mente imágenes de una niña rubia de unos seis años, con uniforme, llorando desconsolada ante una infinidad de mesas llenas de niñas comiendo. Esa niña era yo.

Comer en el colegio fue uno de mis mayores terrores hasta que llegué a los cursos “de mayores”. Era de las típicas niñas a las que no les gustaba nada, y llegar a terminarme un plátano era un suplicio increíble. Era una verdadera situación de angustia la que me embargaba. Recuerdo a las monjas enfadadas e inflexibles y mis negativas ante un plato lleno.

Con los años, se fue suavizando. Hoy en día no tengo problemas con la comida, pero a veces, como hoy, ese olor tan imperceptible hace que me acuerde de lo mal que lo pasaba, y la importancia que le daba de niña a algo de lo que hoy no queda nada.

Superada

Superada

Yo reía a carcajadas por lo cómico del momento, por eso me sorprendió su reacción. Cuando ví que empezaba a llorar por haberse mojado el pelo, le espeté: “No seas ridícula”… Ni me miró. Sólo lloraba y lloraba. Entonces supe que no lloraba por su pelo, lloraba por lo que se le acumulaba en su vida, lloraba de impotencia, de rabia, y de cansancio…

Tranquila, mujer de ojos tristes. Conseguirás que la ley te ayude

Amanecer a la rutina

Amanecer a la rutina

Buenos días en este incipiente septiembre. Mis pies vuelven a caminar sobre los desiguales adoquines que me llevan a mi trabajo, de nuevo el café sorbido precipitadamente y la falta de coordinación a la hora de calcular cuando pasa el autobús. Lo llevo mal. Hay mal humor. Me consuelo pensando que aún queda verano, pero no me convence.

He estado fuera, en un precioso sitio lleno de paisajes de foto, y con cada lago que veía y cada castillo que divisaba me acordaba de Toni, esperándome paciente en la capital. Me causa penita viajar sin él, me he acostumbrado a verle todos los días. Y ahora eso cambia con mi traslado de domicilio. Eso también me tiene deprimida.

Los días han pasado muy rápido, y las sucesiones de momentos y lugares se apelotonan en mi cabeza, que aún guarda desorden y no sabe muy bien cómo etiquetar las fotos.

Hubo un momento mágico, mientras desde un puente observaba absorta unos fuegos artificiales, escuchando una música que me hizo parpadear varias veces para enjugarme los ojos.

Y un momento confuso y fugaz, mientras recogía mi equipaje de la cinta del aeropuerto y me encontré a unos metros de unos ojos que hace pocos años guardé en el baúl de los recuerdos. Duró, lo que dura una sacudida de cabeza. Después ya no estaba, ni su equipaje. Ni él.

 

Ya he vuelto. Tenía ganas de leeros.