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The World of Pikifiore

Espinete no existe

Espinete no existe

Es el título del monólogo que fui a ver ayer. Había conseguido las entradas prácticamente por los pelos un día antes ya que me lo habían recomendado. E hice bien. A lo largo de casi dos horas, el intérprete repasa en clave de humor, los momentos más especiales de su infancia, su primera comunión, la televisión del momento, el colegio…, y yo lo hice también.

Me acordé del momento más feliz del día, que para mí era llegar a casa y merendar pan y queso mientras veía los dibujos en la televisión. Y escuché de nuevo las risas que mi padre se echaba mientras veía conmigo al reportero más dicharachero de la televisión, ese personajillo verde llamado Gustavo.

Mi madre supervisaba que después hacía las tareas asignadas, que solían ser generalmente sencillos problemas de matemáticas, o conjugaciones de los verbos franceses que tanta lata nos daban.

Recordé las clases de inglés después del colegio, y cómo a mí me daba una vergüenza tremenda ir con el uniforme, ya que me hacía parecer “más pequeña”.

Me ví de nuevo en el parque cercano a mi casa, negociando un intercambio de papel de cartas con mis amigas. Una costumbre que se puso de moda hace unos años y que me llevó a atesorar carpetas repletas de sobres y cartas, que todavía hoy andarán escondidas en algún lugar del armario.

Recorrí las calles del antiguo barrio donde antes vivía, y en el que no había gran cosa que hacer pero donde para nosotros todo era un juego. El garaje en el que pasábamos mañanas y tardes, y días enteros (sí, era un garaje, ya veis), la chopera que había cerca de mi casa y donde teníamos construido nuestro refugio. Las excursiones a la tienda de chucherías para armarnos con todo un arsenal de gominolas de todos los colores y sabores…

Y me acordé de mis juguetes, mi súper cine Exin, mi granja Playmobil, mi Nenuco, que hacía pompitas y babeaba, mi supermercado Smoby…

Me acordé de un montón de cosas. Y me lo pasé fenomenal.

7 comentarios

Elena -

si es que es lo malo del email, con lo que molaba antes.. que sensación ir al buzñon y ver una carta.. era genial!!!!

ELRAYAn -

Los recuerdos de la infancia, orgulloso de tenerlos. Todo el día en la calle dandole de comer a la imaginación porque, al fin y al cabo, nos tirábamos casi todo el tiempo imaginando e inventado cosas. Demasiada consola últimamente...

Su -

Yo todavía tengo alguna de esas cartas "olorosas", jajaja, me acuerdo de lo mucho que me gustaban y de la pena que me daba escribirlas.

Y también me aucerdo de llegar del cole y merendar con la tele, y de bajar a jugar a la calle, y de Barrio Sésamo, ains... qué de buenos recuerdos :-)

Beso

Alba -

Eso de los sobres y cartas debió ser algo en toda España, porque yo tenía ufff... aún lo recuerdo.

Que buenos momentos, desde luego, este tipo de post me ponen mas nostalgica... cuando se es feliz, feliz no. FELIZ.... jaja yo también tenía un nenuco con su maletin de esos que tenía de todo...

Pues que pena, Espinete no existe, pero nosotros hemos crecido muy bien gracias a él en parte no? Y ahora los niños solo tienen a los Lunnis.. aynssssss

Besotes gordos

estrella fugaz -

jejeje, yo también coleccionaba papel de cartas, de hecho he enviado algunas con ese papel, en mi colegio las llamábamos hojas de cambiar.

monocamy -

Jajajajaja qué linda... Recordando la infancia ¡pero si eres un yogurrrrrr! No me digas que vas a publicar ya tus "Memorias" en plan Chábeli IglesiasSs!!!! :PPP

(Síiii, ya lo séeee, en mi último post hice lo mismo, pero tenía que decírtelo para pincharte, si no, no soy yo :PP).

Bien, pues te dejo un besito :*** y te voy a cantar una canción romántica, hala. Porque tú lo valesss:

Se sube hasta el cielooo
se baja hasta el suelooo
síiiiiiii
la cometaaaaaaaaaaaaa

Se sube a la nubeeeee
se baja y se subeeeee
síiiiiiiii
la cometaaaaaaa

:D

Pijomad -

yo quiero.. a ver si todavía la representan... ;)