Padre solo hay uno
Hace un año en mi familia pasábamos uno de los peores momentos que recuerdo. Mi padre se había puesto muy enfermo y le habían tenido que ingresar de urgencia en un hospital, y mi madre se hallaba convaleciente de otra dolencia por lo que apenas podía salir de casa.
Mientras la ambulancia se llevaba a mi padre, fui consciente que toda la responsabilidad caía sobre mí, yo debía tomar las riendas acerca de cómo llevar la situación en ese momento. Cierto que, tanto mi hermano como yo somos ya mayorcitos, pero me quedé en blanco durante mucho tiempo tratando de sobreponerme. Sólo quería preguntarle a mi padre qué debía hacer, a la misma persona que se habían llevado a toda mecha en medio de la noche, y quise gritar porque me dí cuenta en ese momento de cuanto le necesitaba y de que nunca había sido consciente de ello. Mi padre siempre había sido el pilar sobre el que se movía mi vida, cualquier decisión que he tenido que tomar, por muy pequeña que fuera, ha pasado por su tamiz. Yo, que siempre me las he dado de muy autosuficiente, no lo era tanto, y no era ni capaz de dar un paso sin que mi padre lo aprobara.
Por eso, verme sin él fue uno de los momentos más duros de mi vida. Mi padre hasta entonces siempre había estado en casa para cuando lo necesitara.
“Papá, tengo que hacer esto”, “papá, tengo que hacer lo otro”, a veces ni siquiera me molestaba en trabajarmelo yo solita porque sabía que podía sacarme él las castañas del fuego. Dependí demasiado de él y de sus aprobaciones. Casi nunca valoraba las opiniones de mi madre, y cuando tenía alguna discusión con ella, la única persona a la que acudía era justamente a él, aun sabiendo que no podía ponerse de mi lado.Durante dos días con sus noches dormí a su lado en la habitación del hospital, pensando en que siempre lo recibí todo de él, y él había recibido poco de mí. Que nunca le conté lo mucho que me dolía cuando se enfadaba conmigo, o que todas las mentiras que le dije no eran sino para hacerle rabiar y colmar su paciencia, que todas las amenazas de hacer tal o cual cosa, marcharme sin permiso de viaje o hacer cosas que sabía que no aprobaba, solo se quedaban en eso, en amenazas, nunca hacía nada que él no hubiera hecho, pero eso él no lo sabía. A sus ojos, yo quería mantener esa imagen de tozuda y terca , no quería que sufriera, pero al mismo tiempo le hacía sufrir con esa actitud.
Nunca le había dado un beso porque me apeteciera o porque estaba muy contenta, no. ¿para qué? si el iba a estar allí siempre.
Pero nadie está nunca para siempre. Me juré que si mi padre sobrevivía, muchas cosas cambiarían, cambiaría mi manera de actuar con él, y no sería tan arisca, le demostraría que me importaba más de lo que él pensaba.
Hoy, puedo dar las gracias a la vida por dejarme cumplir ese juramento.
Hoy mi padre sabe que le adoro, y así se lo demuestro cada día que pasa.
5 comentarios
kamala -
Así que un día como otro cualquiera, me planteé que si era capaz de ser cariñosa con un chico (por aquel entonces mi novio) por qué no iba a serlo con ella que me quería tanto? así pues, cambié mi manera de comportarme.
Hace poco le pedí perdón por una cosilla que hice mal, y me dijo que le demostraba tanto el amor que sentía por ella, que eso quedaba disculpado. Ains... lloré más...
Un besito.
Alba -
Muchos besotes
Alma -
Cuídate, besos y un big abra:
Alma;) (f)
Anawin -
Su -