Una mañana de locos
Esta mañana me he levantado relajadamente para desayunar puesto que hasta el viernes no voy a trabajar, y mientras calentaba la leche un fogonazo ha venido a mi cabeza: ¡hoy es día 15 y no he entregado los papeles!
Al mirar el reloj y ver que eran casi las once por poco me da un pasmo.Casi con los ojos pegados me he metido en la ducha, y en menos de diez minutos ya estaba saliendo de mi casa sin ni siquiera haberme molestado en sacar el café del micro, despeinada, con la documentación original pero sin las fotocopias y el bolso abierto. Debido a lo justito del tiempo, opto por ir en coche porque el autobús puede tardar en pasar. Craso error, para una conductora torpe que vive fuera de la capital coger el coche para ir al centro de Madrid es lo peor que le puede pasar.
Al llegar, obviamente no encuentro aparcamiento, veo un sitio pequeño pero hay que maniobrar demasiado y yo aún no tengo esa capacidad, así que busco un parking. El único que encuentro está un poco más lejos pero no hay otra.
Salgo corriendo y cuando llego a la ventanilla del ministerio me doy cuenta de que no he hecho las fotocopias. Otra excursión a buscar la reprografía más cercana, que no existe, encuentro una, colas interminables de chavales de instituto, hago pucheros y finalmente me cuelo delante de un grupo muy majo.
Haciendo sprint por las calles llego de nuevo al ministerio, ahora sí que hay cola. Finalmente, consigo entregar la documentación diez minutos antes de que acabe el plazo.
Saco el coche del parking haciendo malabarismos para evitar todas las columnas, y cuando tan feliz por fin voy por la Gran Via, un coche me da por detrás en un semáforo. Abollón al canto y un guiri disgustado diciendo que ha sido culpa mía por no haber arrancado, y yo diciendo que ha sido suya porque estaba muy cerca y no me ha dejado reaccionar. Mi primer parte, la gente mirando y yo muy colorada.
Por fin llego a mi garaje, aparco el coche, compro el pan y en el trayecto hasta mi casa me para un tío y me dice: “Chavalina, una pregunta”, ¿tú quieres vivir o morir?”, no reacciono, mi cara es de pasmo, “dame tu móvil ahora mismo”. Ha debido ver mi cara, en seguida va el tío y me dice: “¡es broma!. No le he partido la cara ahí mismo porque no tengo narices.Al llegar a casa me he puesto a llorar, necesitaba descargar el estrés acumulado de toda la mañana
5 comentarios
Alba -
De todas formas yo siempre digo que "puede ser peor"
Vivir en Madrid debe ser un caos completo... pero tambien teneis absolutamente TODO!!!!!
Muchos besotes y ese animo arriba eh??
kamala -
Lo de Madrid, ni me hables, también vivo aquí jajaja. Y me suena lo de las repro, las colas interminables, los coches... Hasta los graciosos que no tienen ninguna gracia y se pasan de listillos...
Un beso. Las lágrimas de desahogo están permitidas, porque después te alivian y no vuelves a estar mal.
Su -
Venga, tranquila que hoy ya es otro día. Un abrazo
Anawin -
monocamy -
Y ya puestos, pues pasó todo a la vez, para que luego existan días especialmente tranquilos y confortables, en justo equilibrio.
;)