Una vuelta de tuerca al cuento
Había una vez una princesa bella, muy inteligente, pero bastante insegura y demasiado enamoradiza, caminando con su nodriza por las orillas de un lago.
- ¡Ay, nana!- se quejaba la princesa-, ¿Cuándo será el momento en el que encuentre a mi principe azul? Sueño con él, con su castillo dorado…
- Con su caballo verde…
- Ya no sé qué hacer para encontrarlo. He dormido como una marsopa, he perdido cantidad de zapatitos…¡Lo único que me falta es besar a un sapo!
- A propósito, milady, ¿adivine quién anda por ahí?
La princesa mira a su lado y cuál no sería su sorpresa cuando ve un sapo en el borde de la laguna. Se acerca ansiosa y se arrodilla para contemplarlo mejor.
- ¡Oh, nana!¡Mira, es un sapo encantado!
- ¿Cómo sabe que está encantado?
- Se puede ver a simple vista que está feliz
- Bueno, milady, dígale algo a ver si le contesta.
- ¡Ay, qué nervios!...¿y qué le puedo decir?
- Que usted también está encantada.
- No me animo a hablarle…¿qué hago nana? ¿lo beso directamente o me cambio el vestido? ¿Me suelto el pelo o me acomodo el moño? ¿Le gustaré? ¿Será apasionado o se parecerá al príncipe Carlos?
- Disculpe, milady-la interrumpe la nana-, ¿pero usted se está comiendo la cabeza por un sapo?
- Querida nana, este inmundo batracio sólo puede albergar un principe de primera.
Pero cuál no sería su sorpresa cuando oyen que el sapo les dice:
- No os asustéis de mí, os lo ruego. Yo una vez fui un hermoso príncipe, pero el hechizo de un brujo maléfico me convirtió en sapo, por medio de un sortilegio que sólo puede ser roto por el beso de amor de una casta doncella soñadora.
- ¿Con ser soñadora no alcanzará?- dice la princesa ya decidida a besarlo.
Pero la nana la interrumpe y se dirige al sapo:
- ¿Cómo sabemos que no está mintiendo?
- ¡Soy incapaz de mentir!-contesta el sapo- El hechizo del brujo fue precisamente por haber sido mentiroso y me dejó incapacitado para mentir.
- Muy bien, pero antes de tomar una decisión-dice la nana- queremos saber cuáles son sus intenciones.
- Mis intenciones son las mejores-asegura el sapo-ya que sólo el beso de ella puede volverme a mi condición de principe, y entonces le propondía matrimonio, iríamos a vivir al castillo con mi padres, ella renunciaría a su nombre para adquirir el mío, a su religión para adquirir la mía, me acompañaría a todos los actos oficiales y atendería el castillo, criando a mis hijos y renunciando a ellos en caso de divorcio.
¿Nada más?-pregunta la nana.
- Nada más-responde el sapo.
La princesa y la nana se apartaron del sapo para deliberar.
Esa noche cenaron puchero de sapo.
(Extraido del libro “Si soy tan inteligente…por qué me enamoro como una imbécil”, de Gabriela Archer)
7 comentarios
Eliana -
Cora -
Alba -
BUENISIMOOOOOOOOOOOOOOO si es que ya no se puede una fiar de los sapos-principes, mejor los plepeyos, que serán sapos pero no se lo tendrán tan creido no??? jejeje
Besotes
monocamy -
Yo, personalmente, no lo habría cenado. Un sapo parlante tenía pinta de ser un buen negocio jijiji
besitos, minifaldera
:P
Eliza -
kamala -
Un beso.
Su -