La primera cena navideña
De nuevo por estas fechas aparecen otros clásicos de las fiestas: las cenas de Navidad, ya sea de trabajo o con amigos. Yo comencé la veda ayer, y en breve tendré dos más.
Desde hace un mes es casi imposible encontrar mesa libre en ningún restaurante. A nosotros casi siempre nos pilla el toro, y por eso tuve la cena un día tan poco llamativo como un lunes, aunque bueno, en estos días casi da igual, salgas el día que salgas, siempre encontrarás gente. Ayer parecía cualquier día excepto lunes, tal estaba el centro.
Me gustan esas cenas porque tengo la oportunidad de reencontrarme con gente a la que de ordinario no veo.
Ayer la cena era con mis antiguos compañeros de trabajo, que se caracterizó, por suerte, por la total ausencia de jefes, uf, si ya me parece difícil compartir mesa con un jefe, más me lo parece con un ex jefe. Claro, yo me fui porque el trabajo no me llenaba y encontré otra cosa, así que restregarle en la cara que ahora que le he perdido de vista estoy mejor, pues como que no.
Pero fue una cena muy agradable. Tenía muchas ganas de ver a mis antiguos compañeros, porque aunque ahora tengo un trabajillo un poco más estable, no tengo unos compañeros como ellos, porque con ellos he compartido muchas cosas, ya no sólo laborales sino personales.
Me dieron la oportunidad de ir a bodas y nacimientos,y otros acontecimientos cruciales, vivieron el principio de mi historia con Zak (sí, su nombre para el blog), y ahora han visto también el final.Lo pasé bien. Reí recordando anécdotas y comentando viejas historias. No lamento haber dejado el trabajo, lamento haberlos dejado a ellos.
3 comentarios
kamala -
Un beso.
Su -
Un beso, ¿qué tal vas? hoy te noto más animada, y me alegro :-D
monocamy -
Alguna vez me amonestaron dicienedo que era importante que acudiera a esas "reuniones de hermandad". "Lo siento, no entra dentro de las funciones asignadas a mi puesto de trabajo", respondía la oveja negra de yo. :P
Me resultaba lamentable abrir la puerta de un despacho del cuartel general del ejército del aire y encontrarme una mesa de la administración llena de canapés, vinillo, pinchos, patatas fritas y coca cola, mientras la gente dejaba de lado provisionalmente las puñaladas por la espalda para compartir copa. Pfff...
Y lo más triste es que, mientras todo esto ocurría, en un lugar lejano recogían los restos de un aparato estrellado, llamado Yakolev. En cuanto pude me largué de aquel antro apestoso.
Y no echo de menos a nadie wowwww!!!